SOBRE
LA MAGIA Y LA MAESTRÍA
Estamos
viviendo tiempos de gran convulsión moral, ética, intelectual e incluso
mística. Convulsión generada por la pérdida de valores cada vez más pronunciada
en los núcleos sociales que con el tiempo desarrollan únicamente la capacidad
de sobrevivir en lo que llamamos “civilización”.
Dicha
convulsión en el plano místico, ha permitido la multiplicación de escuelas y
opciones alternativas que ofrecen las curas a todos los males, desde
enfermedades simples hasta complicaciones y enfermedades psíquicas (o del alma,
como dirían nuestros abuelos) que derivan en manifestaciones mentales y físicas
de las más variopintas singularidades.
A
tal punto este fenómeno, que muchas escuelas místicas serias, siendo
iniciáticas; se han visto afectadas por la aparición de escuelas homólogas que
pretenden ser el reemplazo perfecto, si no las auténticas, basadas en las
únicas verdades. Así, los hermanos masones, rosacruces, gnósticos y demás; son
víctimas de una mala reputación (en ciertos casos) generada debido a la
proliferación de movimientos (por no decir sectas) que pretenden ser los
poseedores de las verdades de la vida y de la muerte, las verdades del universo
y del cosmos.
Esta
proliferación se debe a la explosión de una supuesta apertura mental que debe
tener la humanidad en estos tiempos, pero que en realidad responde a una
agitación innatural a nivel de la consciencia del ser humano que no le permite
distinguir entre evolución y necesidad.
Esta
es la misma agitación que hace que personas de excelente nivel intelectual, al
no encontrar respuestas en las tradiciones de su propio asentamiento, buscan
bucear otras latitudes a fin de comprender de mejor manera la cosmovisión del
ser humano en su trascendencia genética. Pero, en realidad lo que se está
haciendo es, en primera instancia, huir de las respuestas que en el fondo posee
la misma tradición de la que escapa, y únicamente se alimenta su ego de
sapiencia, pues su estado de homo sapiens-sapiens, no le permite aún
identificar la carrera que sigue una rueda sin fin en el mismo círculo viciado
por sus ambiciones personales, el hambre
intelectual es de las más perjudiciales si no se aprende a salir de dicho
círculo.
Como
ejemplo, un hombre de occidente, que, disidente de su tradición busca las
respuestas en el Budismo. A nivel intelectual, solo ha cambiado de carril.
Pero,
no se está hablando aquí de que este cambio esté mal; no, mucho ojo con eso, lo
que se aborda es el fenómeno psíquico que le impulsa a ese cambio. De hecho,
una persona que se diga ser espiritual, sin ser disidente de ninguna tradición,
busca con amor comprender a todas las demás. Con un sentido crítico y
analítico, sin incurrir en análisis comparativos, llega a comprender al
Cristianismo ortodoxo y primitivo, al Budismo, al Hinduismo o Bramahanismo, al
Taosimo y todo lo oriental, etc.
En
el caso concreto que abordamos sobre la convulsión mística, la persona confundida
busca sus respuestas pasando por cada una de ellas, y siempre será disidente en
la medida que ninguna le satisface pues en realidad su problemática interna se encuentra
en otras latitudes. Esto ha ocasionado que el mundo del mercantilismo mire la
necesidad de crear opciones pseudo místicas “express” para las almas
confundidas, almas desorientadas, almas convulsionadas.
Así
surgen las mil, millón y una oferta que se encuentra ahora por todo lado; no
hace falta más que darse una vuelta por el internet y fijarse todo lo que
existe para satisfacer todos los gustos, todos los sabores y colores al puro
estilo fiestero.
Y en
esta amalgama de opciones, es donde verdaderamente se distorsionan todas las
ramas y materias que conforman el mundo serio del ocultismo, del esoterismo, el
misticismo, la espiritualidad y todo lo que conforma una “Senda Iniciática”.
Y
es, lamentablemente, una de las ramas de mayor uso delicado, la que se ha
manoseado impúdicamente y tergiversado a más no poder; rama que se vuelve la
raíz dentro de las materias que conforman la “doctrina secreta” como son:
1. Hermetismo
2. Astrología
3. Alquimia
o Arte Real
4. Magia
5. CosmoGénesis
6. AntropoGénesis
7. Qabbalah
Y es
la MAGIA, la que precisamente conforma ese centro, ese factor nuclear que
determina la continuidad y complementariedad del resto de ramas y materias. Y
es, entonces, ese mismo factor central el que ha contribuido en gran medida a
la tan mencionada convulsión mística fruto de una falta de alimento espiritual
que provoca que la persona busque respuestas y refugio en las latitudes de
quienes pretenden ser sus poseedores, así vemos como se proliferan incluso
hasta “consultorios” de videntes, shamanes, magos del amor, magos del futuro y
los únicos capaces de resolver asuntos personales como los problemas
financieros.
Todo esto que se menciona, sería un asunto muy burdo, si es que no estuviera sustentado por los mismos miles y miles de fanáticos que son los que generan esa fuente de oportunidades a todos los, vale esta redundancia, oportunistas que surgen desde cualquier latitud. Hay magos dentro de los pastores protestantes, de los curas católicos, de los doctores tradicionales y hasta alternativos, hay escuelas de magia en cualquier esquina, cursos de alta magia incluso por correo y con certificación internacional de no sé qué sitios no más. Cursos y escuelas metafísicas de títulos y procesos rimbombantes que parecería un concurso publicitario de nombres y slogan. Certificaciones de títulos de magia, alta magia por favor, metafísica y maestrías de la espiritualidad al puro estilo ISO.
Y
con este fenómeno, y como lógico resultado, surgen los “magos”; cuya estrategia
de mercadeo y sistemas publicitarios dejan con la boca abierta a los
empresarios representantes de marcas y empresas serias que al menos generan
fuentes de trabajo y oportunidades de subsistencia. Pero, es que hay magos de
todo tipo, que venden muy bien sus campañas de marketing que llegan con tal
fuerza, que me es aún imposible discernir, en mi entendimiento, la cantidad de
miles y miles de personas que asisten a estos shows cirqueros y se prestan para
que su “templo”, su iglesia, obtenga el “rating” requerido para seguir midiendo
el crecimiento de sus arcas financieras. Desde mi perspectiva personal, deseo
aportar con la base de que, el “poder” y la capacidad económica adquirida; no
son malos en sí, en realidad es la ambición de poder la que corrompe las almas
y los corazones hasta de los más ingenuos, voluntariosos y entregados. Este
fenómeno se da en todos los ámbitos de la vida, y el mundo místico, espiritual
y esotérico no es jamás la excepción.
No
es el qué, sino el cómo; lo que degenera, lo que prostituye anímicamente la
voluntad del “Ser”.
Y entre magos y magias, no solo los profanos; también todos los cursantes y aspirantes a iniciados de cualquier escuela, deberían tomar en serio la responsabilidad de conocer bien el tema para saber en qué terreno se pisa, pues solo los que desconocen por completo este arte, catalogan y diferencian la Magia Negra o la Magia Blanca.
Y entre magos y magias, no solo los profanos; también todos los cursantes y aspirantes a iniciados de cualquier escuela, deberían tomar en serio la responsabilidad de conocer bien el tema para saber en qué terreno se pisa, pues solo los que desconocen por completo este arte, catalogan y diferencian la Magia Negra o la Magia Blanca.
Para
los que verdaderamente la hemos experimentado, la hemos vivido, la hemos
vivenciado, sabemos que la Magia es una sola, y se llama Magia, así en mayúsculas: MAGIA.
Pero esta Magia, única y auténtica, no es más que la capacidad de conocerse interiormente, en los planos físicos y sutiles; de tal manera, que se aprenden a usar las fuerzas subyacentes del interior y complementar o combinar con las fuerzas externas del cosmos que se manifiestan en la naturaleza y el universo, y convertirnos en algo más, en otra cosa y que estaba latente desde el momento mismo de nuestra concepción. Es el arte de llegar a ser lo que verdaderamente somos, sin adornos fantasiosos, sin adornos fantoches. Sin alimentar un ego que pide alimento todo el tiempo y no le interesa nada más. La Magia es el arte de hacer alquimia en uno mismo, es el arte de manifestar fuerzas y energías cual si fuésemos simples instrumentos canalizadores o extrapoladores. Es el arte de crecer a la par de una humildad y sencillez que invite siempre a la autorreflexión, a una: auto contemplación y meditación. La Magia en definitiva, es, la habilidad de manifestar al mismo tiempo el Amor y la Luz que sostienen el universo físico, el universo visible. Es la habilidad de compartir esa fuerza que proviene de la divnidad (PADRE-MADRE) y que se proyecta en y desde nosotros para el resto de hermanos humanos que conviven e interactúan con nosotros. Es la capacidad de aplicar correctamente los dones y beneficios que nos entrega nuestro Padre-Madre en favor del resto de humanos. Pues esos dones y beneficios son una herencia que se plasman en nuestras capacidades y habilidades, propias de nosotros en algunos casos e insuflados con la fuerza vital desde el Pleroma en otros casos. Las faltas contra el espíritu inician precisamente en el no saber cómo aplicar esas habilidades y en no saber direccionarlas correctamente generando un derroche de bienes espirituales y energéticos que implican un gran interés y pesada carga a la hora de pagar esas deudas. Así, Magia también es la capacidad de generar elementos a regalar al universo, y saber corresponder con lo que en justa medida se recibe como retribución en el retorno.
Esto nos recuerda que, tanto la oración, el rezo o la plegaria; son también puentes por donde transitan nuestros valores a manera de regalo al universo, es el “saber dar” para “bien recibir”. Usando esta clave en combinación perfecta a manera de ceremonia ritualística, se opera a niveles interesantes de energía magnética que los efectos, sean cuales sean, son: simplemente, magia.
Se
hace magia sin shows, sin espectáculos, sin campañas publicitarias, sin
mercadeo y sin contar a nadie. Eso es magia, de la pura, de la auténtica. La
única.
Nuestro
ser entra en sintonía con vibraciones mágicas, en el momento que se armonizan
los sentimientos de nuestro corazón y los pensamientos de la mente;
convirtiendo a la mente sensible y al corazón pensante.
Así, en armonía, emiten una frecuencia cuya vibración empatada en un mismo objetivo por la doble corriente energética, plasman en el mundo material una idea, un anhelo, una petición. Las fórmulas metafísicas de esta aplicación, son conocidas desde tiempos inmemoriales, es por eso que resulta inaudito constatar cómo se ha desvirtuado el proceso y se ha degenerado a tal nivel, que hoy en día cualquier persona es mago con un curso de semanas.
Así, en armonía, emiten una frecuencia cuya vibración empatada en un mismo objetivo por la doble corriente energética, plasman en el mundo material una idea, un anhelo, una petición. Las fórmulas metafísicas de esta aplicación, son conocidas desde tiempos inmemoriales, es por eso que resulta inaudito constatar cómo se ha desvirtuado el proceso y se ha degenerado a tal nivel, que hoy en día cualquier persona es mago con un curso de semanas.
Esto
lleva a la segunda controversia, que es el hecho de que tanto mago experto que
surge de cualquier cursillo, es simplemente un “Maestro”; esto resulta
repugnante a la hora de ser sensatos pues se convierte en el insulto más grande
a la inteligencia de quienes nos lleva años de estudio y seguimos
considerándonos aprendices, y no concebimos tamaña prepotencia.
Nosotros,
quienes tomamos muy enserio este sendero, asumimos nuestro rol por completo y
estamos conscientes de la sencillez que ello implica, y con nuestros grandes
errores propios de la condición humana, nunca nos elevamos por sobre ninguna
persona por más profana que sea. Al contrario, siempre nos identificamos como
“hermanos Servidores” pues esa es la función elemental de quién pretende auto
denominarse mago. Servir sin caer en el servilismo, ser humilde sin humillarse,
ser sencillo sin ser básico, ese es el procedimiento y recto actuar de un mago
que además es un guerrero de luz en esta experiencia humana, un dador de luz
por muy poca y tenue que sea, pero dador a la final.
Y todos estos maestros salidos de, solo Dios sabe de dónde; encima más hay que rendirles pleitesía, honor, devoción, admiración desbordante, por poco y adorarlos, y si no son el mesías al menos son emisarios que tienen la “autorización” directa de Dios de representarlo en su metodología, sea esta cristianan o no, y la final lo único que habrá crecido será el ego autoritario, individualizado y exaltado por tanto éxito en la medida de la sumisión de todos los súbditos de la religión o movimiento al que represente, porque además esta representación es y corresponde a la única y verdadera “verdad”.
Y todos estos maestros salidos de, solo Dios sabe de dónde; encima más hay que rendirles pleitesía, honor, devoción, admiración desbordante, por poco y adorarlos, y si no son el mesías al menos son emisarios que tienen la “autorización” directa de Dios de representarlo en su metodología, sea esta cristianan o no, y la final lo único que habrá crecido será el ego autoritario, individualizado y exaltado por tanto éxito en la medida de la sumisión de todos los súbditos de la religión o movimiento al que represente, porque además esta representación es y corresponde a la única y verdadera “verdad”.
Un verdadero y auténtico maestro, no lo recalca,
no lo revela; solo sus actos e intenciones lo harán. Un verdadero maestro enseña
a adorar y a arrodillarse únicamente a su divinidad simbolizada en cualquiera de
sus formas, y se presenta como hermano ante sus aprendices, ante quienes él tiene
la responsabilidad de dejar correr la sabiduría y el conocimiento que le ha sido
entregado no para él, sino para todos. El auténtico Mago, por vía de consecuencia, debe ser un verdadero líder, que motiva, inspira, anima, provoca seguir el camino de mejora contínua y auto superación, no solo transmite cabalismo, artes esotéricas y herméticas; también enseña humanismo, ciencia, medicina, astrología, metafísica, matermáticas; practica deportes y actividades varias como lectura, y en la medida de sus posibilidades, ayuda al desvalido aunque sea con palabras de aliento.
Porque obviamente debe ser una persona que trabaja y fomenta todos los planos de sus exsitencia, eliminando de sí las ansias de poder por su capacidad intelectual, evitando caer en el narcisismo debido al amor por su templo de carne y hueso, y evitando las ansias desmedidas de ascención espiritual, porque también se comvierte en un aspecto egoico.
En definitiva, el mago es un persona que ha adquirido su propia maestría, que no se la debe a nadie y por eso no la publica ni la comercializa. Pero en el mundo profano, es solo un hermano más que aporta con la humanidad ofreciendo algo de sí, para compensar a su sagrada divinidad por los dones recibidos.
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